martes, 25 de marzo de 2014

El tiempo y lo necesario.

Ahora que el tiempo pasa tan despacio pero a la vez tan deprisa en una ciudad en la que jamás tienes la sensación de que los minutos se detengan y donde permanece todo igual día tras día. Vives inmerso en ella hasta que en un instante, sin saber muy bien como, aparece ante ti esa atemporalidad que tanto te gusta. Ayer leía el mito de Cronos y la importancia que tiene para todos nosotros. No nos paramos, o al menos no lo suficiente, ante esta sensación de atemporalidad, de vivir fuera del tiempo, fuera del ritmo de la sociedad y dentro del tiempo de la vida. No dedicamos el tiempo que deberíamos a observar lo sublime, lo bello, el instante.... a tomar aire e hinchar nuestros pulmones, sentir ese aire al entrar y al dejarlo escapar. Escuchar la vida que pasa por delante nuestra oculta tras el ruido de los coches, los trenes, los aviones. Mirarla de frente a través de nuestros ojos, de nuestra percepción y ser capaces de disfrutar de ello. El estrés, la depresión y otro tipo de enfermedad son cosa de la contemporaneidad en la que vivimos, en el tipo de sociedad que nos envuelve con todo tipo de tareas y que no nos deja tiempo ni si quiera para saber que respiramos. Es difícil escapar porque en tu mente estará pensando en las mil cosas que “tienes” que hacer. Pero si nos paramos y nos preguntamos ¿que son esas cosas que tengo que hacer? ¿las he elegido yo? ¿realmente son tan importantes como para que ocupen tanto en mi vida? La respuesta, o al menos la mía, es que no. 


Llevo días viendo, en diferentes medios esta idea, plasmada tanto en papel como en vídeo, la idea de la creación de necesidades, la creación de preocupaciones... Y es un tanto inquietante. Ahora lo entiendo mejor que cuando vivía en mi pequeña ciudad. Ahora que tengo mil opciones para elegir, tantas que es abrumador. Tantas opciones no te dejan tiempo porque tienes que estar pensando en cual de todas ellas elegir y a veces, como me ocurre a mi, prefieres quedarte en casa, mientras que en tu pequeña ciudad sales una y otra vez, puede que a los sitios de siempre, que todo siga igual, que no necesites transportes para desplazarte pero en ella eres capaz de pensar con más claridad, de sentir el aire, la humedad, el olor de la vida.... y no necesitas más.  

Un regreso un tanto agridulce. 

Tania Ferre. 

jueves, 5 de julio de 2012

Un pequeño lugar.

Hace un par de años fui por primera vez a una de las playas de Cabo de Gata, concretamente a  Las Salinas, una pequeña barriada a unos 3 o 4 Km de Cabo de Gata. Aun recuerdo lo mal que lo pase en aquella playa llena de piedra recubiertas de un musgo resbaladizo y con una gran cantidad de salitre en sus aguas que al salir te dejaba las cejas y pestañas blancas. Decidí entonces que jamás volvería a una playa de Cabo de Gata, pero como bien dice el refrán “Nunca digas de esta agua no beberé”.

En diciembre de 2010 descubrí un pequeña barriada a unos 5 km de Cabo de Gata, La Fabriquilla, al principio no me pareció un lugar muy especial, aunque la persona que nos llevó lo describía como un lugar casi perfecto. Fue en febrero cuando volvimos y comencé a ver aquel lugar con otros ojos, aunque, para mí, seguía siendo otro pueblo más en el que compartíamos buenos momentos. Desde ese día he vuelto un par de veces más, o quizás más de un par,  y cada día ese pequeño lugar ha ido cautivándome más y más hasta el punto de dedicarle hoy una entrada en mi blog.

Ahora quizás las playas y las calles de la pequeña barriada esten llenas de gente y eso puede quitarle un poco de encanto. Pero ignorando ese detalle hay que reconocer que es un lugar explendido para vivir entre la montaña, el mar y las salinas.Sus casas visten de un elegante blanco, aunque otras nuevas construcciones “modernas” rompan un poco con la tipica construcción, refiriéndome a las casas de la última calle muy faciles de reconocer por esas ventana azules. La primera vivienda que encontramos es una enorme casa de planta baja de color blanco, con un gran porche. En esta calle, la calle principal, se encuentran las casas más antiguas de la Fabriquilla, todas ellas están frente al mar, incluso aveces cuando el mar está muy furioso el agua casi llega a las puertas de las casas de estos vecinos. Al pasar la casa encontramos un parquecito con un par de bancos,que el mar poco a poco ha ido gastando, las patas pronto se romperán por el peso de la madera, poco, pero demasiado para unas patas cansadas y oxidadas. Siguiendo la calle encontramos una casita con una enorme higuera que da a la calle y según me han contado hace muchos años esa casa era una pequeña tiendecita a donde iban a comprar todos los vecinos cercanos a la Fabriquilla. Podría seguir hablando de todas las casitas que encontramos pero hay bastante y no las voy a nombrar a todas. 

Voy a hablar ahora de mis rincones favoritos, que no tengo ni idea de porque lo son, pero en fin. El primero que descubrí, y le asigne el primer puesto dentro de mis lugares favoritos, está justo a la espalda del pueblo delante de esas mostruosas casas con los ventanales azules. Allí encotramos un trozo de terreno sin edificar muy cerca de la carretera y con un barquito abandonado. Desde aquel barco se puede  ver el mar, no todo, pero si una parte muy hermosa, si te giras te quedas boquiabierto admirando las tres enormes montañas que se elevan detrás de aquel maravillo lugar como si estuvieran protegiendo al pueblecito.
Mi segundo lugar, que he conocido más tarde, es uno de los nidos de ametralladoras de la guerra civil, de los tantos que hay repartidos por la costa almeriense. Esta ametralladora da directamente al mar. Sentarse allí y sentir que estás dentro del mar, ver atardecer, o contemplar un temporal desde allí, es sinceramente, impresionante.

Pero este lugar, este maravilloso lugar, no lo sería tanto si no fuera por los buenos momentos que he vivido allí. Simplemente el despertarse y escuchar el rugir de las olas, estar comiendo y solo escuchar pajaritos y el mar como fondo. Esto hace que se vuelva un lugar especial donde poder desconectar de esta estresante vida a la que nos somete la sociedad.


Deseando volver a bañarme en las cristalinas aguas de Cabo de Gata y poder ver a esos pececillos que nadan libremente y sin preocupación por aquellas playas. Ahora ya comprendo mejor porque es un lugar especial para todos aquellos que conocen La Fabriquilla.






















Tania Ferre

lunes, 2 de julio de 2012

He andando muchos caminos


Antonio machado: 

He andando mucho caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto 
caravanas de tristeza,
soberbios y meláncolicos
borrachos de sombra negra, 

y pedantones al paño, 
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina 
y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatros palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan adónde llegan. 
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,

y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.

Son buenas gentes que viven, 
laboran, pasan, y sueñan,
y en un día como tantos
descansan bajo la tierra. 

sábado, 28 de abril de 2012

Cómo llenarte, soledad.

Alejémonos ahora de la realidad que nos rodea, aunque solo sean unos minutos, para acercarnos a la poesía. En mis ratos libre, y ante mi constate evasión de la realidad, me gusta leer poesía. Y por ello hoy he elegido una poesía de Luis Cernuda, quizás triste o quizás bella. Desde mi punto de vista hace referencia a una realidad, y una realidad actual que se ha aceptado como algo normal: "buscarse" o más bien intentar encajar dentro de una sociedad, aunque la condición sea alejarse de lo que realmente alguien es. Y todo por el simple hecho de ser aceptado por la sociedad. ( Es mi opinión. Aunque creo que el poema da para mucho más).Aquí os dejo el poema: 

Cómo llenarte, soledad, 
sino contigo misma... 

De niño, entre las pobres guaridas de la tierra, 
quieto en ángulo oscuro, 
buscaba en ti, encendida guirnalda, 
mis auroras futuras y furtivos nocturnos, 
y en ti los vislumbraba, 
naturales y exactos, también libres y fieles, 
a semejanza mía, 
a semejanza tuya, eterna soledad. 

Me perdí luego por la tierra injusta 
como quien busca amigos o ignorados amantes; 
diverso con el mundo, 
fui luz serena y anhelo desbocado, 
y en la lluvia sombría o en el sol evidente 
quería una verdad que a ti te traicionase, 
olvidando en mi afán 
cómo las alas fugitivas su propia nube crean. 

Y al velarse a mis ojos 
con nubes sobre nubes de otoño desbordado 
la luz de aquellos días en ti misma entrevistos, 
te negué por bien poco; 
por menudos amores ni ciertos ni fingidos, 
por quietas amistades de sillón y de gesto, 
por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma, 
por los viejos placeres prohibidos 
como los permitidos nauseabundos, 
útiles solamente para el elegante salón susurrado, 
en bocas de mentira y palabras de hielo. 

Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona 
que yo fui, 
que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones; 
por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos, 
limpios de otro deseo, 
el sol, mi dios, la noche rumorosa, 
la lluvia, intimidad de siempre, 
el bosque y su alentar pagano, 
el mar, el mar como su nombre hermoso; 
y sobre todo ellos, 
cuerpo oscuro y esbelto, 
te encuentro a ti, tú, soledad tan mía, 
y tú me das fuerza y debilidad 
como el ave cansada los brazos de la piedra. 

Acodado al balcón miro insaciable el oleaje, 
oigo sus oscuras imprecaciones, 
contemplo sus blancas caricias; 
y erguido desde cuna vigilante 
soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres, 
por quienes vivo, aún cuando no los vea; 
y así, lejos de ellos, 
ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres, 
roncas y violentas como el mar, mi morada, 
puras ante la espera de una revolución ardiente 
o rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo 
cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista. 

Tú, verdad solitaria, 
transparente pasión, mi soledad de siempre, 
eres inmenso abrazo; 
el sol, el mar, 
la oscuridad, la estepa, 
el hombre y su deseo, 
la airada muchedumbre, 
¿qué son sino tú misma? 

Por ti, mi soledad, los busqué un día; 
en ti, mi soledad, los amo ahora.


Luis Cernuda

martes, 27 de marzo de 2012

Un cuadro imaginario

¿Te puede hacer feliz algo que nunca has visto? ¿Te puede transmitir tranquilidad?

Yo os digo que sí. Puede parece raro, lo sé, pero para mí ha sido real. La otra noche mientras intentaba dormir una imagen muy clara se vino a mi mente. Una imagen cargada de luz, alegría, paz, tranquilidad, belleza y a la vez oscuridad, estrés, miedo. Todo en un mismo conjunto: un cuadro.

Un cuadro que parecía haber observado detenidamente durante horas pero que jamás he visto. Algo precioso que aun retengo en mi mente. Un oleo lleno de luz. Intentare hacer una breve descripción de este por si es real y alguien lo ha visto.

Lo primero que vemos es un camino muy bien definido por el que camina una mujer mayor, casi anciana, vestida de colores claros, caminando con mucha tranquilidad. Detrás de ella un amasijo de personas sin rostro, vestidos con colores oscuros que traen la oscuridad al cuadro. En segundo plano un árbol que se sitúa muy cerca de la mujer. Un árbol viejo pero bello y fuerte. Un campo se extiende tras él y en el cielo un atardecer lleno de luz, con un sol enorme y perfecto.

Tengo sensaciones, como ya dije antes, como si lo hubiera estado observando mucha, muchas horas y hubiera sacado cada uno de sus detalles. Como si el cuadro me hubiera hablado y contado todo aquello que sentía el que lo hubiera “pintado”. Vida y muerte. Amor e indiferencia. Tristeza y belleza. Unos ojos cansados pero con ganas de seguir mirando esos regalos de la naturaleza, de amarla y de vivir en paz con ella.

El camino es recorrido tanto por la mujer como por el amasijo de personas pero de diferente forma. El camino es como la vida, diferente segundo hacia donde mires. Sin duda estos no miraban nada que no sea ellos mismos, sus ojos han desaparecido, incluso sus rostros porque son todos iguales, con los mismos intereses, las mismas inquietudes: ninguna. La mujer mira con dulzura la vida, con ganas de seguir caminando por esa senda de luz y belleza. Ha aprendido a ver el verdadero sentido de la vida, de su vida. Ha aprendido a ver los pequeños detalles de la vida que nos hacen tan grandes. Esos placeres de los que nos privamos o a los que no les prestamos la menor atención. Pero al final de ese camino solo encontraremos aquello que hemos ido sembrando a nuestro paso: la nada, que rodea al grupo de personas sin rostro, o el árbol fuerte y bello, que aparece a los pies del camino de la mujer.

Lo digo y no me canso de decirlo: lo bonito de la vida está en las pequeñas cosas.

Tania Ferre.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Hoy con motivo del día de la poesía voy a actualizar con un poema que ya publique en su día pero que le viene como anillo al dedo a este día.

Habrá poesía

No digáis que agotado su tesoro
de asuntos falta, enmudeció la lira.
Podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas:
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras a ciencia la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista;
mientras la humanidad, siempre avanzando,
no sepa a do camina;
mientras haya un misterio para el hombre
¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!

Gustavo A. Becquer

domingo, 18 de marzo de 2012

Los sueños

Hablemos hoy de sueños. Hablemos de sueños que nos ayudan a comprendernos y a comprender la vida.

Soy una persona que sueña mucho y que recuerda casi a la perfección los sueños. La mayoría de mis sueños son muy aventureros. Pero estos últimos días se han convertido en autenticas pesadillas. ¿Os fiáis de vuestros sueños? Yo he descubierto que los sueños dicen mucho más de lo que nosotros creemos. Nos despertamos y solemos ignorarlos, sin darnos cuenta de que realmente es nuestro subconsciente está enviándonos mensajes muy directos sobre nuestro yo más profundo. Es a través de los sueños como mejor podemos conocernos porque nuestro mundo más intimo y más verdadero está oculto o más asustado en nuestro interior y es en los sueños donde se libera y se muestra tal cual. Los sueños hay que descifrarlos, no te va a revelar el sueño que es lo que tienes que hacer o que es lo que realmente quieres hacer, no es magia.

Veamos ahora que pasa mientras dormimos.

Mientras dormimos experimentamos diferentes fases. La primera es transitoria y solo sirve para conseguir llegar a la segunda fase. Podemos decir que es en esos momentos en los que escuchamos lo que pasa a nuestro alrededor pero no somos muy conscientes de ello. Durante la tercera fase somos ajenos a cualquier movimiento o sonido que se produzca a nuestro alrededor, ocurre varias veces durante el sueño.

Nuestro cuerpo libera un somnífero natural, la melatonina, que es una glándula que se encuentra en la glándula pineal del cerebro y que nos produce el sueño, que actúa sobre nuestro sistema nervioso. El sueño permite proyectar películas en la mente, podríamos decir que es la pantalla de los sueños y no se sabe bien porque ocurren estas visiones.

Las neuronas tienen más actividad durante el sueño. Mientras que el cuerpo esta inmóvil el cerebro cobra vida y entonces soñamos. El centro de la lógica se apaga mientras dormimos pero no el de la razón por eso los sueños puede divagar por mundos de fantasía, podemos simular cualquier escenario. Al no estar movidos por la lógica los pensamientos pueden enfrentarse desatando la creatividad y creando ideas frescas.

Sueños reveladores:

  • El sueño de Einstein en el que viajaba en un trineo a la velocidad de la luz influyó en su teoría de la relatividad
  • El premio Nobel Niels Bohr revolucionó la física al soñar con unos caballos. Esto le sugirió la estructura del átomo
  • El pintor Salvador Dalí describió sus obras surrealistas como fotos de sueños pintadas a manos.

"Un sueño es una manifestación de imágenes -y a veces sonidos- que muestran interrelaciones comunes y no comunes. Es un espejo que refleja algún aspecto de la vida o el inconsciente, un escenario para ensayar posibilidades de expresión externas, una ventana de oportunidad para el auto conocimiento." Stephorn Kaplan Williams: Manual para la interpretación de los sueños, EDAF, Madrid, 1989.

Dice Manuel Rivas en unos de sus textos:

"Somos lo que soñamos ser. Y ese sueño, no es tanto una meta como una energía. Cada día la vida empieza de nuevo. Hay una clase de melancolía que no atrapa sino que nutre la libertad. En esa melancolía, como espuma en las olas, se alzan los sueños."

Creemos que los sueños no pertenecen a nuestra realidad y que son puras invenciones de nuestro cerebro. Pero estos dicen más de nosotros de lo que podemos imaginar.

Hay gente que asegura que también sueña despierta, yo lo hago. Pero no podemos comparar el tipo de sueño. Como ya he apuntado anteriormente durante el sueño la lógica se desactiva y nos permite ver nuestros más ocultos deseos, miedos o sueños. Nos deja vernos tal y como somos sin la presión del mundo ni de la gente. Nos olvidamos de todo y simplemente soñamos.

Tania Ferre.